martes, 15 de mayo de 2012

Debate


Conclusiones del debate de influencias liberales y conservadoras
Ayer durante el debate que se presencio en un reconocido salón de la ciudad de México pudimos recolectar los puntos más importantes del mismo que son presentados a continuación:
Liberales
El PASADO HISTÓRICO es la economía como idea política, tienen ideas de la ilustración, niegan su tradición hispana, creen en el antagonismo (indios V.S. españoles). En su época prehispánica era gloriosa. Habiendo luchado por la independencia, y con el escarmiento de la pretensión imperialista de Agustín de Iturbide, así como otros intentos de volver atrás, por los reaccionarios, en México se empezó a apoyar cada vez más la consigna de la libertad y el progreso; de hecho, es el lema de la filosofía en todo el siglo xix mexicano, defendido con muchas guerras fratricidas.
Ya en España este movimiento había recibido un nombre: el de liberalismo, y así se le llamó también aquí. Liberales eran quienes habían sacudido de sí mismos la servidumbre, y en sus filas militaban tanto reaccionarios como revolucionarios, tanto clérigos como militares y de todos los estamentos sociales.
Un enclave entre el modernismo —que llevó a la independencia— y el liberalismo fue Manuel María Gorriño y Arduengo, en quien se ve la transición hacia las ideas liberales.



Conservadores
El PASADO HISTÓRICO es poco, es una aberración diabólica exceptuando la época colonial ya que fue la parte más gloriosa.
Los opuestos a los liberales  fueron llamados conservadores. El principal pensador de estos últimos fue Lucas Alamán (guanajuato, México), fundador del partido conservador  y notable historiador, pues escribió sus Disertaciones sobre la historia de la República Mexicana y una Historia de México; en la primera de ellas expresó sus juicios sobre filosofía de la historia de nuestro país. Al igual que el liberal otero, Luis Gonzaga Cuevas, conservador, era más filósofo que polí-tico. Nació en Lerma, Estado de México, en 1799. Estudió en el Colegio de San Ildefonso de la capital mexicana. Fue secretario de Relaciones Exteriores y senador. Era conservador moderado, y se negó a pertenecer a la junta de notables que trajo al emperador Maximiliano y también rechazó pertenecer a su consejo. Murió en la capital mexicana, en 1867. Dejó el libro Porvenir de México, en el que no se ve como conservador ni como enemigo del liberalismo, sino como alguien preocupado por el destino de su país, pidiendo que se acaben las luchas partidistas y se dé la unión para hacer prosperar a la nación. Asumió su catolicismo no con una actitud triunfalista o combativa, sino como amor al prójimo, principalmente a los mexicanos.

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